Solo hace falta echar un vistazo a nuestro alrededor para ver hasta qué punto las cajas de cartón ocupan un lugar destacado en la vida cotidiana. Se utilizan para miles de labores: desde empaquetar todo aquello que almacenamos en el trastero a trasladar cosas de un lado a otro, en alimentación, en comercio y dentro de ellas las cajas de cartón corrugado ocupan un lugar destacado.
¿Por qué es así? Porque se trata de cajas que por su peculiar estructura, resultan más resistentes. El cartón corrugado es ese que entre capa y capa lleva otra en forma de onda, o dos si se quiere aún más resistencia. Por ello son muy indicadas para trasportar objetos, por ejemplo en mudanzas. Pero también resultan eficaces en todo tipo de embalajes: de electrodomésticos, de pequeños aparatos, de productos alimenticios, de prendas textiles, etc.
Este tipo de cajas, además resultan muy versátiles. Es posible encontrarlas en distintas medidas, formas y capacidades. Prácticamente no hay limitaciones a la hora de fabricar cajas de cartón corrugado: cuadradas, rectangulares o con diferentes alturas. Los cierres también pueden ser diferentes: de tapa o doble tapa o con solapas, cruzadas o no, según las necesidades.
Para el comercio este tipo de cajas presenta aún una ventaja añadida, es que se pueden imprimir en un lado o en todos y en un solo color o en más de uno. Para la perfecta identificación de los productos se puede incluso pegar una lámina impresa con fotografías, dibujos en color o letras de cualquier tipo y tamaño.
En definitiva, las cajas corrugadas son los productos perfectos para cualquier tipo de embalaje, tanto si se necesita resistencia como si lo que se busca es un recubrimiento más o menos estético que identifique perfectamente lo que hay dentro de la caja.